"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


domingo, 7 de mayo de 2017

“Instrucciones para ser feliz” de María José Navia

      
Sudaquia, 2015.  160 pp.

¿Se busca ser “feliz” o sólo evadir temporalmente una sensación perenne de desilusión y fracaso? ¿Qué sucede cuando no se calza con los “modelos de felicidad” que nos impone la sociedad? Los doce relatos que conforman el libro de María José Navia (Santiago, 1982) abordan esos interrogantes con personajes que andan a la deriva, desconectados e incomunicados, en tiempos donde se suponía que las redes virtuales evitarían ello y más bien han provocado que las brechas en las relaciones se hayan hecho más profundas. Lo que Navia anuncia a través de las historias de este volumen es que al parecer, no hay señales de que esta situación vaya a cambiar en el mediano plazo.

Instrucciones para ser feliz es un título, que ayudado por la precisa portada del libro (un algodón de azúcar rosado, símbolo de lo sintético y tóxico a largo plazo), ironiza sobre los cada vez más populares y leídos manuales de autoayuda y las moralejas superficiales que nos rodean. Los relatos escarban la otra cara de esta “moda”. París por la ventana por ejemplo, muestra el contraste entre las relaciones actuales y pasadas, y cómo es que solo a través del dolor se puede encontrar un resquicio de emoción capaz de ser compartido. El sufrimiento funge de nexo entre una joven cuyo bebé ha muerto, y un anciano japonés que viaja a la capital francesa para cumplir con el anhelado sueño de su compañera sentimental de toda la vida y es lo que posibilita que dos historias tan distintas puedan encontrar un diálogo en esos no-lugares como lo son los aviones y los aeropuertos. Salir corriendo, o el relato “Wakefield” como yo lo llamaría por la notoria influencia de ese estupendo relato de Nathaniel Hawthorne, mezcla por su parte distintas historias de personas que sin importar su edad, buscan desesperadamente desvanecerse, zafar de su presente y encontrar la posibilidad de un nuevo comienzo, aunque de manera infructuosa. Es la ilusión como factor de resignación frente a la angustiante sensación de soledad, o las metas no realizadas, como en Paseo donde un aspirante a escritor nunca ve cumplido su sueño de lograr crear una ficción que provoque algo en los lectores emulando a sus autores favoritos. El anhelo de lo imposible.

Pero también hay lugar para el humor negro, como en Mantener fuera del alcance de los niños, donde Navia defiende de forma inteligente su apuesta narrativa de indagar en problemas cotidianos frente a posturas “serias y correctas”, con un cuento donde un grupo de escritores latinoamericanos de la academia estadounidense son llevados al medio de la Amazonía para ser forzados a escribir en un ambiente exóticos, en los que Lucía la protagonista se siente más perdida y desmotivada, más aun cuando buscaba escapar de sus profesores y su insistencia en tocar temas de descolonización y transculturización. El final de dicho relato no puede ser más divertido y preciso, una estupenda pausa al lector entre las tragedias de las demás historias. Me gustaría destacar  también #Mudanzas sobre lo patética que puede ser la aparente conexión a través de una red social  entre dos seres con problemas similares, y que no se replica por lo general en la vida real, y Actualizar sobre qué ocurre cuando la generación analógica intenta entender a sus hijos millenials sin éxito.

Aunque por momentos abusa de algunas sentencias  o afirmaciones que no aportan mucho a lo que está contando como “Un planeta donde mi bandera no lograba enterrarse del todo”, ello no termina por desmerecer por ningún relato. Con notorias influencias de narradores latinoamericanos como Alejandro Zambra, Rodrigo Fresán o Maximiliano Barrientos, María José Navia ha armado un buen libro de cuentos donde logra transmitir ese rechazo a los edulcorantes que se nos intenta imponer como falsa  solución a nuestros problemas y atacar así un discurso más peligroso de lo que parece. Recomendable.

+Sobre la autora:

María José Navia (Santiago, 1982). Estudió Literatura y Lingüística Hispánica en la Pontificia Universidad Católica de Chile y una maestría en Humanidades y Pensamiento Social en la Universidad de Nueva York (NYU). Es autora de la novela SANT (Incubarte Editores, 2010) y del e-book de cuentos Las Variaciones Dorothy (Suburbano Ediciones, 2013). El año 2011 su cuento “Online”, incluido en Instrucciones para ser feliz (Sudaquia Editores, 2015), ganó el Premio del Público del Concurso Cosecha Eñe.  Su cuenta en Twitter es y tiene un blog con reseñas llamado "Ticket de cambio".


(Una versión de este texto aparece en el portal web argentino "Solo Tempestad")

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