"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


miércoles, 27 de enero de 2016

Que empiece el show: "Asociación Ilícita" de Leonardo Aguirre

¿Cómo es percibido el mundillo literario peruano por alguien ajeno a él? ¿Son los escritores figuras dedicadas a leer y escribir en sus habitaciones o bibliotecas, ajenos a cualquier banalidad cotidiana? ¿Son superiores moralmente a los animadores del universo farandulero? ¿Se reconocen en sus contemporáneos, se identifican con ellos, se alegran cuando les va bien? Puede que existan algunos que sí. Pero no la mayoría: quienes abundan son los que critican los medios de la “concentración”, pero luego celebran cuando son entrevistados por uno de estos medios “oligopólicos” o incluso si son mencionados en un pie de página del tamaño de un aviso clasificado. Escritores que alaban y se toman con selfies con los libros de otros autores de su generación, pero por chat o en persona te hablan pestes de los mismos. Escritores que hackean cuentas de otros escritores. Escritores que acosan a escritoras. Escritoras que acosan a escritores. Escritores que hacen lobby para ganar premios que nadie más que ellos conoce. Escritores que se quedan con centenas de sus ejemplares para decir en público que su libro se agotó. Escritores que piden comentarios positivos sobre su libro, insisten, vuelven a insistir, se frustran cuando no consiguen lo que quieren y después empiezan a insultar amparándose en una “diferencia ideológica”. Escritores que ponen en su biografía que han sido traducidos a otros idiomas, pero ocultan  que publicaron en editoriales de medio pelo y que en el país de la traducción ni el lector más entusiasta se enteró. Escritores  que mandan sus manuscritos a grandes editoriales con el anhelo de una respuesta positiva, esperan, siguen esperando, y cuando asumen que nunca los llamarán lloran, se encabronan, empiezan a decir que “no les importa publicar en una editorial grande”, que “no les gusta la exposición mediática”, que “prefieren escribir desde la marginalidad” porque “están contra el sistema”. Escritores que piden reseñas especificando “cómo deben leer su libro”. Escritores que repiten que los “libros se defienden solos”, pero ante la primera crítica negativa te bloquean en  Facebook. Traiciones. Mentiras. Puñales. Humo. Sí eso ocurre en la actualidad, en tiempos de redes sociales, donde todo se conoce  casi al instante, ¿se imaginan la situación hace cien, cincuenta, veinte, cinco años? Asociación Ilícita pretende responder dicha pregunta.


Aguirre publica veinticinco textos (a los que llama “acápites”), cada uno dedicado a un personaje vinculado a la escritura. Empieza con Abimael Guzmán y termina con Giuliana Llamoja; en el medio, personajes conocidos por todos, como Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce, Jaime Bayly y Beto Ortiz, junto a otros desconocidos para cualquiera que no siga muy de cerca la movida literaria, como Víctor Coral o Umberto Toso. Esta alternancia le permite al autor demostrar que las vilezas de sus protagonistas no están vinculadas ni a su reconocimiento mediático ni a su aparente perfil bajo. Hay muchas más similitudes entre una bronca en un set televisivo y una golpiza en Quilca: en ellas se quiere enfocar Aguirre.

Dos textos, a mi parecer, destacan nítidamente: los dedicados a Guilermo Thorndike y a Blanca Varela. En el caso del primero, Aguirre selecciona una serie de declaraciones sobre él, casi siempre negativas, y con ellas monta un texto que aparenta ser una larga, coherente, bien construida conversación Ya sea como operador político en la sombra o como figura de la prensa sensacionalista, siempre se le cuestiona su ética, pero no la calidad de sus libros. En el caso de Varela, por el contrario, usa las declaraciones de la misma poeta, mostrando lo volátil de sus impresiones y concluyendo  que tal vez nunca lleguemos a comprender qué pensaba. “No siempre los escritores llegan a declarar lo que realmente piensan” es una idea que se puede inferir al concluir dicho perfil.

Los veinticinco acápites son acompañados por 1215 pies de página. Sí, más de un millar de textos que, a lo largo del libro, circulan como un río cargado de lodo, piedras, maleza, basura y sobre todo de cadáveres. Estas notas conectan hechos aparentemente inconexos y permiten identificar una continuidad a lo largo de la historia de la literatura peruana. Desde las contradicciones de un mismo escritor con el paso del tiempo hasta las escaramuzas entre distintos bandos, el libro de Aguirre es también  una invitación a que el lector continue por su cuenta la investigación.

Una de las ideas que se desprenden del libro de Aguirre es distinguir en todo momento la calidad moral de un autor  del valor literario de su obra. Asociación ilícita desacraliza la idea del “escritor” como personaje solemne y alejado de los vicios en los que cae cualquier otra persona: allí tenemos las diatribas en blogs y diarios, duelos con arma a inicios del siglo pasado, mutaciones ideológicas por conveniencia. Pero en ningún momento, Aguirre trata de vendernos la idea de que “dicho título fue malo porque el autor era un vil ser humano”. No. Y es una crítica directa a todos aquellos que piensan que la obra literaria de un autor gana puntos porque es “marginal”, “anti-sistema”, ”parco”, etc. Ese sesgo solo sirve para ocultar la falta de talento. Uno puede aparentar la vida de un dandy como Valdelomar o un poeta “maldito y marginal” que bebe y fuma todo el día, y sin embargo, esos no serán los criterios que determinen la calidad de sus libros. Que se obvie dicha distinción ha llevado a reemplazar la discusión de ideas por las nimiedades  personales, y no permite desarrollar los planteamientos ideológicos o intelectuales.


Hay que ser valiente para publicar un libro como Asociación ilícita en estos tiempos. Pero, sobre todo, hay que ser un voraz y obsesivo investigador para haber dado a luz este libro, y también un autor con talento para que la cantidad de información que maneja no se le escape nunca de las manos. Más allá de que algunos perfiles pudieron quedar fuera para extender otros que merecían mayor atención, y más allá del morbo con que muchos lo leerán, Asociación ilícita es un libro que le ofrece una dosis de aire fresco a la literatura peruana reciente.


+Sobre el autor:

Es autor de Manual para cazar plumíferos (cuentos: Matalamanga,2005), La musa travestida (cuentos: Matalamanga,2007), El conde de san germán (novela:Hormiga,2008) y Karaoke (novela: Magreb,2010)

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