"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


martes, 20 de diciembre de 2016

Entrevista a Margo Glantz (II Parte)




Esta es la segunda y última entrega de mi entrevista donde Margo Glantz se explaya y nos habla sobre el mundo académico, sor Juana Inés de la Cruz, Trump y los nacionalismos europeos, las universidades públicas, los gobernantes mexicanos, el cuerpo como tema literario, el erotismo,el amor. la literatura japonesa y el feminismo.

¿Cómo te desenvuelves en el mundo académico del cual formas parte?
Yo trabajo con los textos fundamentalmente y encuentro que éstos me dan el material con el que yo puedo juzgarlos y no que yo tenga que poner a la fuerza a Derrida, a Foucalt, que me parecen importantísimos, pero que no quiero utilizarlos a rajatabla. Se ha encorsetado excesivamente la enseñanza, no solo por las teorías literarias, sino también porque hay métodos de juzgar y evaluar, de parte de los profesores, que nos vienen de Estados Unidos. Es una imposición de la academia norteamericana que ha influido hasta en Europa, que tiene una tradición de academia muy importante. Las grandes figuras francesa que teorizan como Foucalt, Derrida, Deleuze, entre otros, han pasado a la academia norteamericana pero habiendo sido “norteamericanizados”. ¡Los han “macdonalizado”!


Sor Juana Inés de la Cruz. Una autora de hace muchos siglos que aún se sigue leyendo y la cual, tengo entendido, representa una figura muy importante para ti ¿Cómo ha influido en tu vida? ¿Qué puedes contarnos sobre esta relación?
Yo he trabajado mucho en lo femenino. No soy feminista pero tengo un gran interés en desmontar lo femenino en la docencia y en la realidad actual. Me interesan personajes como Sor Juana Inés de la Cruz, La Malinche, La Virgen de Guadalupe, etc. No hay duda que son figuras paradigmáticas y que tienen una trascendencia impresionante porque son personajes que pueden ser leídos en todas las épocas. Mientras un personaje tenga nuevas lecturas, es un personaje que vale la pena y Sor Juana es una de las más grandes escritoras y absolutamente vigente, al igual que el personaje de La Malinche que es un personaje histórico mexicano y está sujeto a interpretaciones diferentes, según el siglo desde el que se la está analizando, desde la época de la colonia hasta la actualidad.

Sor Juana es una grandísima escritora. Para mí es leer a Dostoievski, Homero, Shakespeare o Lope de Vega. Es una gran escritora y lo seguirá siendo.

Nos gustaría saber tu opinión sobre el ascenso de Trump y la situación de los nacionalismos europeos ¿Cuál crees que es la verdadera implicancia de estos cambios políticos del Primer Mundo, en Latinoamérica?
Mira, hoy estaba viendo unos titulares en el New Yorker que decían que Trump equivale a Mussolini, Hitler, etc. Yo creo que esto es cierto, porque estamos viviendo el nacimiento de nuevas formas del fascismo, que no ha muerto y siempre ha estado latente. Pero creo que hay que analizar con mucho más cuidado todo eso porque los movimientos sociales nunca son idénticos. Debemos analizarlo con lo que está pasando actualmente, en un momento donde se está acabando el mundo desde el punto de vista de la ecología…en un contexto donde se está uniformizando todo, en que cada vez estamos viviendo de mayor forma el derrumbe de la clase media y la posibilidad de que la gente mediante la educación ascienda como pasó en algún momento después de la guerra mundial cuando una cantidad de gente importante en Inglaterra , procedente de clases bajas, lograron entrar a Cambridge, Oxford, etc. Esto produjo una revolución muy importante en la realidad. Ahora hay gente muy inteligente en las clases bajas que no tiene acceso a la educación. El acceso a la educación tiene desbalances muy serios que necesitan ser analizados.

Ahora, que Trump haya ganado es una catástrofe para Estados Unidos, y también para México porque somos los vecinos de Estados Unidos y siempre hemos sido su carga negativa. Estamos demasiado cerca a ese país en cuanto a influencia, a inmigración, a explotación, a la dolarización extrema, etc. No hay duda que uno de los países que va a resultar más afectado por la victoria de Trump es obviamente México. Esto ya está pasando porque cuando Trump ganó, el peso bajó catastróficamente y eso significa que vamos a tener más pobreza de la que ya tenemos y ésta representa el 60 % de la población y hay como 40 % de extrema pobreza.

Yo digo que hay muy pocas posibilidades de sobresalir y sin embargo, al mismo, tiempo, nos damos cuenta de la extraordinaria capacidad de los estudiantes mexicanos para descubrir cosas, para trabajar en robótica, para descubrir plásticos que se degradan, para descubrir cosas en lingüística, en física, en matemática, etc. Hay un talento enorme que de alguna forma, será aplastado por estas debacles económicos, y también por un fascismo mental que va a cundir y producir miedo en la libertad de expresión, como pasó con Stalin o con Mussolini.



Sobre este tema que mencionas sobre los estudiantes mexicanos que destacan…
Algunos de estos grandes talentos han salido de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde he enseñado más de 57 años. En todas las carreras sale gente extraordinaria con talentos en ópera, en la música, en el ballet y en la pintura. Lamentablemente nuestros gobiernos le dan cada vez da menos prioridad a la relación de México con la cultura. México se distingue fundamentalmente por su cultura y el gobierno no tiene idea de lo que está haciendo. Están acabando con el patrimonio cultural y ecológico. En otras palabras, son unos imbéciles, por no decir que son unos criminales de guerra. Están acabando con el país. Son unos bandidos que se dan préstamos multimillonarios. Casi todos los gobernadores son unos trúhanes, casi iguales a los narcotraficantes y los sicarios. ¡Y se van multiplicando por la impunidad! México es un país terrible y al mismo tiempo, un país maravilloso.

¿Cuál crees que es el principal escollo de los estudiantes para sobresalir en las universidades públicas?
Mucha gente se tiene que ir. Antes la mayoría de universitarios se quedaba en México, en cambio ahora, hay cada vez más profesores de literatura mexicana, colombiana, etc., que emigran a EEUU. Es una cosa masiva. Te cuento la historia de un sobrino que es químico y consiguió un puesto en Harvard. Fue a trabajar a esta universidad unos años y le dieron un tenure, llegando a ser uno de los profesores más reconocido de química orgánica en Harvard. Es mexicano y tiene que trabajar ahí porque en México no puede trabajar. Y así pasa con muchos médicos, físicos, etc. Los biólogos en México que tanto necesitamos, tienen que irse ¡Es terrible!

¿Ese tema de la ciencia y la innovación es un tema dejado de lado por los gobernantes, entonces?

A los gobernantes no les interesa más que robar. En México existe una desfachatez y descaro que es inédito. Siempre han robado pero ahora es la situación más descarada, desfachatada y siniestra que he visto en mi vida. Y mi vida es muy larga.

La primera escena de El rastro (Finalista del premio Herralde 2002 y publicado por Anagrama) empieza con un velorio mostrando una degradación, que tiene un plano social porque describe cómo ha cambiado para mal ese contexto donde la protagonista vuelve y que también es corporal por el muerto que se está pudiendo en frente de todos. Se nota que te interesa mucho el cuerpo como terreno político y social. ¿De qué manera el aspecto social tiene consecuencias en el cuerpo, desde tu visión?

Es un poco difícil. Yo soy docente y escribo ensayos pero a veces me es difícil teorizar sobre mi propia escritura. Siempre me ha interesado el cuerpo desde que empecé a pensar la vida. Inconscientemente me fijaba en algunos aspectos de mi cuerpo y era algo muy interesante. Cuando me puse a trabajar mi tesis de doctorado lo primero que surgía era el cuerpo, a pesar de que en cada uno de mis textos la estructura textual es completamente diferente de uno a otro texto, pero lo que siempre prevalece es la mirada sobre el cuerpo, y esa mirada es muy generalizada sobre lo más alto y lo más bajo que coincide. Me interesa el fenómeno de la moda como determinación y forma de ver el mundo. Por ejemplo, la esclavitud que impone la moda sobre las mujeres y la tendencia a remodelar el cuerpo femenino de acuerdo a los diseñadores. Esto último me parece tan semejante a la religión católica. Como acabo de ver en el convento de Santa Catalina. Por ejemplo, las monjas y sus creencias de que solo existían porque tenían que castigar al cuerpo volviéndose anoréxicas y haciendo cosas brutales para neutralizar al cuerpo. Y a pesar de esta opresión, el cuerpo siempre se revela. Mira las pinturas de las monjas. ¡Hasta el perro está levantando la cola! Es una especie de “erección monjil” (Risas) Por más que se intenta neutralizar el cuerpo, este regresa por sus fueros. Este tipo de cosas me gusta analizar.

Ahora, en este libro que estás mencionando, me interesa la historia de un amor que se termina antes de la muerte, pero que con ésta acaba siendo totalmente definitivo y que al mismo tiempo permite explorar las diferencias de dos cuerpos donde en uno la sangre circula y en el otro no. Todo ese proceso fisiológico de la vida me parece interesantísimo y de igual manera el proceso que ha habido en la historia de la humanidad para descubrir ese proceso fisiológico.

¿Cuál es tu lectura del amor en estos tiempos?
Yo he sido muy adicta a la literatura japonesa porque en ese país se ha presentado el erotismo de una manera extraordinaria. Tengo un libro que se llama “Apariciones”, en donde la razón sexual está en unas monjas y una pareja que hace el amor todo el tiempo. La literatura japonesa me sirvió enormemente para desarrollar este tema. Hay películas muy interesantes también, como “El Imperio de los Sentidos” del director Nagisa Oshima.

En fin, parece que los jóvenes de ahora ya no hacen el amor ahora en Japón, donde el erotismo era unas de las cosas más extraordinarias. Pienso lo que afirmaba George Bataille que murió en los 60 y que escribió libros maravillosos como “El Erotismo”. Este autor decía que no creía en la libertad sexual total y que cuando hubiese esta libertad se iba a acabar el erotismo.

Son pocos autores latinoamericanos los que mencionan a la literatura japonesa como una de sus influencias principales cuando se les pregunta. Parece que hubiera un recelo a esta, debido en parte a las lecturas occidentales que uno tiene que mencionar si o sí, siempre que se pregunta, dejando a un lado a los autores del Extremo Oriente. ¿Cuál es tu relación con la literatura japonesa?
Yo tengo una relación muy profunda en el sentido que he leído muchísima literatura japonesa. Desgraciadamente la he leído en traducciones de inglés y francés porque no sé japonés. Y muchas de las traducciones en español son traducciones nietas, porque no las traducen directamente. Ahora está muy de moda Murakami pero a mí me parece uno de los peores japoneses. A mí me gusta mucho Kawabata, Tanizaki, Oé, Dazai, Akutagawa, Fumiko Enchi. El libro del Genji. Murakami Ryū que es muy bueno también. Es una literatura de una fuerza y vitalidad impresionantes. Si ves por ejemplo la pintura japonesa erótica…es genial de igual manera. Hay una libertad para expresarse, única. Ahora todo es pornografía y eso causa una polarización muy brutal en lo sexual. Por un lado, han proliferado e intensificado los fundamentalismos es donde el cuerpo de la mujer es un cuerpo absolutamente prohibido para sí misma, donde no tiene derecho sobre el mismo, con más prohibiciones en temas como el aborto sin tener derecho a decidir. Me parece importante que haya una liberalización en el mundo sobre el tema de los cuerpos en este caso. Y el otro lado de la polarización, es la idea propagada desde los Estados Unidos sobre la importancia de los cosméticos, los vestidos,etc.

¿Cómo ves el tema del machismo en México? ¿Cómo este se muestra en el terreno literario?

Yo creo que así como la literatura en el narcotráfico es coyuntural, la literatura sobre lo femenino también es profundamente coyuntural. Yo veo en las redes sociales una idea de lo femenino que es absolutamente maniquea y con un pensamiento a rajatabla, sin ningún matiz. Por ejemplo, hubo una gran discusión últimamente sobre ciertas declaraciones que hizo Bertolucci sobre la actuación de María Schneider en “El Último Tango en París” y la mayoría de las mujeres han sido totalmente radicales y negativas en cuanto a la película de Bertolucci por la escena de la violación. Si bien el acto de la violación en la realidad me parece nefasto, en este caso la representación de ciertas formas de sexualidad es juzgada con un maniqueísmo total por parte de las feministas. Cuando escribí el libro “Apariciones” muchas feministas me criticaron terriblemente porque en el libro hay una sumisión erótica de la mujer hacia el hombre sin tomar en cuenta que en la relación sexual se pueden establecer muchas formas de relación que son totalmente lícitas y que de alguna forma están expresando ciertas cosas que suceden simplemente porque suceden. Entonces, no es posible criticar una película que habla de lo que sucede y de lo que pasa en la realidad, porque es querer tapar la realidad y creo que la furia feminista en contra de Bertolucci , que en un nivel me parece legítima, termina siendo muy negativa.

Hay un artículo de Coetzee en el cual habla mucho de los criterios del feminismo que son absolutamente maniqueos y antifeministas a mi modo de ver, porque lo único que hacen es encubrir cosas que tendrían que descubrirse.

Algo que me interesa mucho es tu lectura de autores nuevos ¿Alguno que te haya sorprendido?


Mira, me gusta mucho algunos autores jóvenes. Me gusta mucho Mario Bellatín quien, acaba de cumplir 56 años pero que es joven en su escritura. También me interesan algunas mujeres como Valeria Luiselli quien es muy joven y la ensalzan demasiado y eso puede ser negativo para ella. Algunas cosas que Valeria ha escrito son muy buenas y de mucho talento. Creo que si la gente no la envicia con demasiada crítica, y ella no se endiosa, será una gran escritora. Ya es una gran escritora. Hay libros de ella que son muy buenos: “Papeles Falsos” y el último que es una crónica sobre los migrantes, muy novedosa, inteligente y efectiva. Es sobre los niños migrantes.

Ahora que mencionas este tema del ensalzamiento prematuro ¿Cómo crees que ha cambiado la relación entre el mercado literario y los autores?
El mercado ejerce una función de constricción, de censura, y de definición de lo que se debe escribir, lo cual es muy poderoso y está alterando mucho el concepto de literatura. Hay una crítica muy negativa a todo lo que pueda significar experimentación. Pero ojo, que la experimentación solo por el afán de experimentación no me parece importante. Me parece válida si está llegando a algo y está derribando ciertas cosas. Si está diciendo algo nuevo.

Entrevista a cargo de : Sebastián Uribe

Transcripción: Alejandro Alva

Fuente de la Imagen: e-veracruz.mx

(Entrevista aparecida originalmente en el portal web Punto y Coma)

jueves, 15 de diciembre de 2016

Entrevista a Margo Glantz (I Parte)




Una de las escritoras más interesantes de la más reciente edición del Hay Festival realizado en Arequipa, fue sin duda Margo Glantz. Viajera incansable, ha publicado más de veinticinco libros de narrativa y ensayo. Además, ha sido acreedora de múltiples reconocimientos como el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004, el Premio FIL 2010 y el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas 2015, por citar algunos. Hace unos días tuvo la amabilidad de concedernos esta entrevista que ha sido dividida en dos partes. Esta es la primera entrega donde nos habla sobre las redes sociales, la literatura vinculada al tema del narcotráfico y su labor como docente.

¿Es la primera vez que vienes al Perú?


Al Perú no, a Arequipa sí. A Perú he venido 7 veces.


¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Arequipa?


Bueno, apenas he estado y no me doy cuenta todavía de nada, pero me pareció maravillosa la ciudad. La Catedral es imponente y la Plaza de Armas es realmente para una ciudad enorme. Estuvimos en la Iglesia de la Compañía que está perfectamente conservada, con todos los altares barrocos y divinos. El convento de Santa Catalina es una joya .Es impresionante la cantidad de pinturas, claustros y patios que existen. La vida de Santa Catalina me pareció impresionante, además de la conexión de pinturas y de esculturas, pero más de eso no te puedo decir.


Te sigo en Facebook porque eres una de las escritoras en lengua española que más postea en esta red social, y en Twitter también. Muchos de tus tweets permiten iluminar muchas de las cosas que están ocurriendo en la actualidad. Hay mucha gente que está en contra de estas redes, otras a favor, muchos las ven como una posible adicción o amenaza ¿Cuál es tu opinión sobre la aparición de estas nuevas redes sociales? ¿Cuál es el vínculo de las redes sociales con la literatura que se está haciendo?


Las redes sociales son un acontecimiento imposible de no reconocer. Estamos viviendo en medio de las redes sociales, las cuales son como todas las cosas que se inventan y cambian totalmente la estructura mental y vital de la gente. Tienen una influencia negativa y positiva como pasó con la televisión, radio o cualquiera de los medios, con la Revolución Industrial para ir más lejos.

Ahora, yo creo que se pueden aprovechar muy bien las redes sociales y al mismo tiempo pueden ser excesivamente nocivas porque también son aprovechadas por los rencores personales y las grandes trasnacionales que son tan anónimas y aprovechan las redes sociales para anonimizar más los relatos negativos de la realidad y hacer que la gente se preste a ciertas combinaciones que antes no existían ya que no había esa facilidad de comunicación.


Entonces, ¿Cuál crees que es la importancia de las redes en el nivel político y social?



Yo entré a Twitter porque me pareció muy interesante lo que se llamó la “Primavera Árabe”, la cual terminó muy mal pero me pareció que movilizó de una manera muy particular a una población muy sometida. Como acontecimiento político fue muy importante, entonces sentí que yo debía estar ahí. Sigue siendo muy importante. Yo me sigo informando de muchísimas cosas vitales, en todos sus niveles, de manera rápida, aunque a veces la información muy fragmentaria puede terminar siendo falaz y yo a veces caigo en las redes de la falacidad. Mis hijas a veces me dicen “mamá, verifica la fuente, por favor”. Las redes sociales, a mí personalmente, me parecen un experimento importante porque tiene ese elemento de sometimiento a ciertas leyes y debemos producir con esas leyes. Escribir con 140 caracteres, te obliga a escribir cosas importantes.


Hace poco declaraste en una nota (junto con Mario Bellatin y Julián Herbert para el diario El País de España), lo siguiente: “Hay que metaforizar mediante el lenguaje lo que está sucediendo porque si no, contando fosas y muertos, te quedas en la estadística, no tiene sentido lo que une escribe. Muchas novelas sobre el narcotráfico son muy oportunistas y no dicen nada”. Parte de esa literatura del narcotráfico, a la que pienso que te refieres, encuentra sus pares en otros países latinoamericanos como las novelas sobre el terrorismo o narcoterrorismo en Perú y Colombia, la época de la dictadura en Chile y Argentina, etc. Nos gustaría saber ¿Cuál es tu lectura sobre esto?


Yo no la he leído toda y no es que esté criticando de manera muy general algo que puede ser muy importante, pues hay producción de novelas de narcotráfico que tienen mucha importancia. En general, yo pienso que existen movimientos que aparentemente son muy fáciles de seguir. Se ha vuelto una manía que funciona para el mercado porque hay que aprovechar que en el mercado es importante lo que está pasando ahora mismo, que es muy fundamental porque está destruyendo totalmente país y al mundo entero. Pero al mismo tiempo se vuelve como una banalización de lo que debería trabajarse con más profundidad. Entonces, yo pienso que es muy importante buscar formas más elaboradas literariamente y hacer la crónica inmediata en una novela. La literatura de este tipo funciona más como crónica porque hay muy buenos cronistas. Pero no siento la novela en sí misma solo porque está dedicada a la coyuntura que es el narcotráfico. Es como leer en un periódico que encontraron una fosa con nueve cuerpos decapitados y que en otra parte encontraron las cabezas de los cuerpos. Todas estas cosas me parecen importante de saberlo pero hay que encontrar una forma literaria mucho más profunda para hablar de ese fenómeno.


¿Cuáles son los temas preocupantes a nivel social que encuentras y que aún no han sido abordados en la literatura?


Bueno, eso no te puedo decir exactamente porque hay tantos problemas. La gente elige lo más inmediato, lo más epidérmico y eso es lo que el mercado aprovecha, creando un factor negativo. Creo que la realidad, como decía Punset, está ahí pero hay que verla con ojos nuevos. La literatura está muy anquilosada. Probablemente es una de las formas artística que menos experimenta, a pesar de la vanguardia. El mercado favorece el tipo de literatura que va a ser muy fácil para la gente. La literatura feminista, por ejemplo. Esta aparentemente, revela cosas importantes pero es de un conformismo brutal y creo que esto ayuda muchísimo a este movimiento, que vino de los Estados Unidos y que aparentemente fue un movimiento muy revolucionario con rasgos de fascismo.


Nos gustaría saber sobre tu labor como docente. Estaba leyendo que has ejercido la docencia por más de 50 años ¿Qué es lo que te ha apasionado de esta labor?


A mí me apasiona ser profesora porque tengo una relación muy importante con los alumnos y tengo una mirada muy especial cuando analizo las cosas y eso les ayuda a abrir los ojos. Por otro lado, ellos me ayudan a abrir los ojos porque son jóvenes. Yo digo que hay cierto vampirismo en la docencia porque yo voy envejeciendo y los chicos son de la misma edad siempre. Entonces estoy con miradas nuevas, mucho más interesada en saber cómo ellos miran el cambio de la realidad.


A nivel académico, ¿cuáles son los cambios que has notado en estos últimos tiempos?


La enseñanza actual es trabajada con ciertos movimientos de pensamiento que obligan a alumnos y profesores a solo teorizar dentro de teorías que en este momento están siendo experimentadas y que se vuelven como la Biblia. Esto ha hecho que la gente no puede hablar más que de su eternidad, la carnavalización, etc. Si bien estas cosas son muy interesantes se han vuelto como calzadores donde tiene que ajustarse la teoría.



Entrevista a cargo de : Sebastián Uribe

Transcripción: Alejandro Alva

Fuente de la Imagen: e-veracruz.mx

(Entrevista aparecida originalmente en el portal web Punto y Coma)

domingo, 20 de noviembre de 2016

"Modelos animales" de Aixa de la Cruz

Soy un monstruo dice la protagonista de Doble , el tercer relato del libro, y la afirmación no es casual. Los personajes que pueblan este volumen se sienten como monstruos, incapaces de controlar sus impulsos y pensamientos más sórdidos. Aixa de la Cruz (Bilbao, 1988) hurga en el lado más violento de los seres humanos, ya sea en su forma más explícita como en la más sutil, en las siete historias que conforman este libro, que ya anuncia desde el título, el peligro de sucumbir a nuestro lado más salvaje, tóxico y nefasto.

El primer relato  nos muestra a una joven estudiante becada española quien nos narra su estadía en Montreal, donde tiene que lidiar con el control de la ira mientras escribe un guión para una compañía de teatro local. Allí se obsesionará de manera peligrosa con la actriz principal de su obra, Carla, quien  ha empezado a imitarla de manera sospechosa, luego de obtener el papel protagónico. Esta obsesión, sexual y desquiciada, respondida de manera ambigua,  desembocará entre otras cosas, en perversos experimentos que realizará la dramaturga con su gato buscando explorar el funcionamiento interno de las cosas, argumentando que no le bastan las explicaciones teóricas. Un empirismo radical que pone en marcha una espiral de maldad y locura que tendrá como consecuencia un crimen y la cristalización de una personalidad insensible a más no poder, desvaneciendo cualquier sentimiento de compasión.

La maldad que se encuentra presente en el internet, y la que se genera a partir de las redes sociales que habitan en esta, no le es ajena a Aixa de la Cruz en El cielo de Bilbao, uno de los cuentos más resaltantes del conjunto.  El protagonista de esta historia, ya adulto, rememora su adolescencia y la de sus mediocres amigos, a inicios de la década pasada, caracterizada tanto por la presencia de las acciones de ETA y el atentado de las Torres Gemelas,  como por la efervescencia del Messenger de Windows, los juegos de rol como el Counter Strike practicados en cibercafés, y el bullying virtual. Será este último que, llevado al extremo, marcará un antes y un después para la collera. Ese paso desgarrador de la juventud a la adultez es diseccionado de buena manera, exponiendo incluso cómo la atmósfera del siglo XXI es un elemento clave en la indolencia de las nuevas generaciones. En Abu Ghraib, la autora ironiza sobre la efímera y desechable fama de una otrora cantante juvenil y cómo ésta, ya mayor, se adentra en el mundo de la tortura a raíz del uso de uno de sus antiguos hits. Un relato de horror y fatalidad, cubierto de un hálito de humor negro que se inserta de buena manera como contrapeso. Destaco también Romperse, el cual narra la visión masculina de la anorexia, la adicción a la figura física perfecta y cómo la rutina del gimnasio puede entrar, en muchos casos, dentro del conjunto de los vicios modernos. Una interesante manera de abordar un tema que en otras manos no pasaría de ser un simple hecho curioso y que en Aixa de la Cruz encuentra una densidad única.

Hay lugar también para la experimentación narrativa, como en Doble, donde se juega a contar dos versiones de una misma historia, situados ambos textos juntos en dos columnas de la misma página. Ambas comienzan narrando la vuelta desde Londres de una joven toxicómana a su hogar en España demostrando que, a pesar del hecho extraordinario como lo pudo ser el desmoronamiento mortal o no de un hombre y el curso de acciones que se puedan derivar a partir de ello, el destino parecer ser irremediablemente el mismo. Original manera de evocar las tragedias griegas. Menores en contraste con los cuentos mencionados, resultan True Milk (una parodia de la serie americana, con una visión irónica de la maternidad) y Famous Blue Raincoat (un spin off de la  canción de Leonard Cohen), tal vez porque la extensión de los relatos, breves, no le permite perfilar a sus personajes como en los otros cuentos. 

El acercamiento psicológico a la violencia cotidiana y a lo más oscuro de nuestra naturaleza, realizado con una estética muy particular hacen de este libro, uno muy recomendable. Una autora a tener en cuenta.

+Sobre la autora: 

(Bilbao, 1988) es autora de las novelas Cuando fuimos los mejores(Almuzara, 2007) y De música ligera (451 Editores, 2009), ambas finalistas del Premio Euskadi de Literatura. También ha colaborado en diversas antologías de cuento como Última temporada (Lengua de Trapo, 2013), Bajo treinta (Salto de página, 2013) y Best European Fiction 2015 (Dalkey Archive, 2014), selección en lengua inglesa de narradores europeos. Actualmente desarrolla su tesis doctoral sobre la representación de la tortura en la ficción televisiva tras el 11 de septiembre
.


(Una versión de esta reseña aparece en el portal web Punto y Coma)

lunes, 17 de octubre de 2016

"La desaparición del paisaje" de Maximiliano Barrientos

Editorial Periférica, 2015. 272 páginas.



Me sentí seguro, como si pudiera borrarme y después volver a armar los pedazos. La frase que pronuncia Vitor Flanagan, protagonista de la novela, muestra a grandes rasgos las características de la propuesta narrativa de Maximiliano Barrientos: mundos en progresivo desmoronamiento de donde los personajes intentan escapar. Esta idea del desvanecimiento y la huida, ya palpables en sus anteriores libros (la novela Hoteles y sus cuentarios Diario y Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer) es abordada ahora desde su contraparte: el deseo de regresar y ajustar cuentas con el pasado. Después de más de una década de ausencia, Vitor regresa a Santa Cruz con el aparente objetivo de reconstruir ese hogar cristalizado en su memoria: aquel que existía antes de que su madre enfermara y muriera de cáncer; antes de que su padre terminara refugiándose por completo en el alcohol. Sin embargo, Vitor regresa y el paisaje que encuentra es desolador.

Hay una notable escena al inicio de la novela que representa este sentimiento de desamparo que termina abrumando al protagonista. Junto a su mejor amigo de juventud, van a buscar al tipo que violó a una chica en una fiesta de la escuela. Lo encuentran y comienzan a golpearlo casi hasta matarlo. Es un momento de rabia y violencia pura. Rabia que encapsula un fuerte sentimiento de frustración, por su inacción de aquella vez y porque en el presente son hombres que han llegado a los treinta años sin haber sido capaces de desprenderse de las sombras de dicho pasado. Imágenes que intentan guardar en su memoria, por muy dolorosas que sean, para armar un rompecabezas que pueda darle sentido a su miserable existencia.

En este punto la familia juega un rol determinante. Las primeras alegrías y heridas de nuestra vida son causadas en dicho núcleo: el primer encuentro con el mar, un extraño evento celestial presenciado en complicidad con tu padre; y, por otro lado, el triste silencio de la casa mientras tu madre agoniza en un hospital, las botellas vacías de whisky que se acumulan en la habitación paterna. Una suma de experiencias con las que uno tiene que convivir toda su vida. La literatura de Barrientos navega entre las sombras del pasado y las ilumina; es un intento por comprender cómo fue posible tanto daño y una pregunta posterior: ¿qué podemos hacer para repararlo?

La desaparición del paisaje es una novela atravesada por la nostalgia con que lidian sus personajes, quienes se muestran empeñados en superar sus traumas aunque sepan que es imposible. Alejado de tópicos costumbristas o folklóricos, Maximiliano Barrientos demuestra con este libro por qué es una de las voces más interesantes y originales de la narrativa latinoamericana contemporánea.

+ Un fragmento: 

“Los ex compañeros bailaban, se perdían en lo oscuro. Escuchábamos sus risas, sus voces, los gritos que traían de vuelta una euforia que ahora resultaba una parodia de lo que había sido antes. Se habían convertido en adultos, tenían heridas psicológicas, hipotecas, disfunciones, sexuales, amantes dispersas, una mujer que producía hijos, un esposo que se ausentaba por viajes y llamaba tarde en la noche cuando se sentía culpable luego de cogerse a una puta cara. Todos estaban atontados por la bulla y el alcohol y la retórica de la pertenencia. Aunque las detestaban, iban a aquellas fiestas para constatar que no se habían alejado demasiado de quienes fueron en los 90. Para constatar que seguían siendo las mismas personas a pesar de la grasa y de la paternidad.” (págs. 117-118)

+ Sobre el autor:


Maximiliano Barrientos nació en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en 1979. Su libro de relatos Diario (2009) recibió el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz. Sus dos primeros libros, Los daños (2006) y Hoteles (2007), fueron revisados, corregidos y transformados para convertirse en los volúmenes Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer y Hoteles (traducido al portugués). Además, publicó la novela La desaparición del paisaje (2015) y el volumen de cuentos Una casa en llamas (2015)



(Este texto aparece en la web de El roommate)

martes, 11 de octubre de 2016

"Racimo" de Diego Zúñiga

Literatura Random House. 256 páginas

¿Quién dictamina la versión “oficial” de una historia? ¿Qué se busca obtener con ella? ¿Es posible cuestionarla? La segunda novela del autor chileno Diego Zúñiga (Iquique, 1987) comienza con una niña pidiendo aventón para ir a la escuela a un lado de la carretera, vulnerable y expuesta a toda clase de peligros. En el pueblo de Alto Hospicio, Torres Leiva, el nuevo fotógrafo del diario local  recién llegado de Santiago, se topará con esta realidad y con la historia de unas niñas desaparecidas hace años, en la que se involucrará de manera directa. Cuando una de ellas aparezca, violada y moribunda, vagando al costado de la carretera, comenzará a investigar la historia de estas niñas, que es solo la punta del iceberg de un crimen muchísimo más grande y estructural.

Racimo describe una ciudad en medio del desierto, subordinada a los designios de la religión y la política. Por un lado destacan los fanáticos religiosos obsesionados con la idea de “salvarse”, como García, el periodista y compañero de Torres Leiva, más preocupado por escribir un libro que  muestre el lado más morboso de la historia de las niñas  que de indagar quiénes son los verdaderos artífices de la desaparición. Y por el otro, los familiares de los desaparecidos, sedientos de justicia y desamparados frente a la inacción de unas autoridades, a las que no les conviene que se resuelva ese caso, sólo que se cierre antes de que empiece a salpicar la verdad por todos lados, o en todo caso, hasta extraer el mayor provecho personal posible del mismo, como lo hace el diputado Mamani.

A lo anterior se suma una prensa interesada en vender o darle cabida a “tragedias a gran escala”, como los atentados del 11 de setiembre (la novela se desarrolla durante el 2001), antes que prestarle atención a un problema cercano. Zúñiga reúne todos los elementos anteriores con eficiencia, para interrogarse quién impone los temas que se debaten en una sociedad, y cuáles son los intereses detrás de ellos.  Es el poder hegemónico de la información: de implantarla y manejarla a su antojo.

El tiempo presente en que está narrado la novela es un recurso que el autor usa no solo para involucrar al lector como un investigador más en esta historia, sino para decirnos que estos abusos siguen ocurriendo, y peor aún, van a seguir sucediendo porque es algo sistemático con males enquistados como la corrupción, la impunidad, el abuso de menores, la inacción gubernamental o el lucro con el morbo de las víctimas. Es así que cada individuo se vuelve un elemento prescindible dentro de este esquema que deforma la “historia oficial” a su conveniencia. No importa si se detiene un culpable o desaparecen unas niñas, pues la estructura del mal que muestra Zúñiga admite este tipo de eventos, expandiendo su alcance a todas las esferas sociales. Racimo se convierte así en una desoladora novela de horror donde ningún misterio termina por resolverse del todo y la justicia, más allá de tardar, nunca llega.

+ Sobre el autor:

Diego Zúñiga (Iquique, 1987) es periodista. Ha publicado las novelas Camanchaca (La Calabaza del Diablo, 2009; Literatura Random House, 2012), traducida al italiano y al francés, y Racimo (Literatura Random House, 2014), y el libro sobre fútbol Soy de Católica (Lolita Editores, 2014). Es miembro de la editorial Montacerdos y escribe, semanalmente, en revista Qué Pasa.





(Una versíón de este texto aparece en el portal web "Punto y Coma")

lunes, 26 de septiembre de 2016

"La sangre de la aurora" de Claudia Salazar

Animal de Invierno.96 pp.



Promocionada como una novela que abordaba de manera “diferente” la época del terrorismo en nuestro país, decidí leerla. Quise darle una chance a ver qué de nuevo podía aportar una novela al entendimiento de un conflicto que ya se ha tocado varias veces desde distintos tipos de registros artísticos. Ver si de repente tenía fuentes distintas al Informe de la CVR, que ha devenido en los últimos años en el refugio de todo aquel que proclama “escribir sobre dicha época para que no se vuelva a repetir”. Fuentes distintas que abordaran de manera exhaustiva e interesante, desde la literatura, las causas socioeconómicas que permitan un entendimiento mucho más profundo de dichos años y no el facilismo de narrar explosiones, matanzas y asesinatos con los típicos personajes “cliché” (militar malo, terrorista malo, autoridades malas), pues valgan verdades, esa es una fórmula ya conocida y difundida hasta el hartazgo en la narrativa peruana de las dos últimas décadas. Lastimosamente el resultado al final de la lectura de dicho libro ha sido decepcionante.

apagón total oscuridad ¿dónde fue? en todas partes ¿ de dónde vino? torres tensas altas cayeron arrodilladas bombas explotar todo arrasar volar reventar ¿estaban en el grupo? cocinando en mi casita esperando mi esposo apagón pasando a máquina las actas de la reunión apagón revelando unas fotos apagón velas no me alcanza seis páginas dos torres las afueras de la capital ¿qué dijiste? usted no puede firmar camarada oscuridad excluido de la historia someterse o reventar bomba ¿supiste lo que hicieron? uy limpio me dejaste el plato sonrisa sin velas come tres torres dicen ahora más horas torres ¿cuándo volverá la luz? velas prende la radio no encuentro los fósforos tres velas sin fósforos saca chispas de las piedras mentira bomba tenemos un generador eléctrico ir al epicentro donde está pasando lo que no vemos bomba contar lo que está pasando al otro lado de las torres ver ¿dónde estaban cada una de ellas tres? apagón (págs. 11-12)

Las anteriores líneas pertenecen al arranque de la novela. Se puede notar de forma clara el deseo por lograr una forma expresiva que parezca novedosa, pero el resultado es un párrafo que parece haberse formado con una función de Excel, juntando palabras de manera aleatoria, o con un collage de los titulares de los diarios de la época. Esto pasa en la primera página, pero se vuelve a repetir en otras:

(…) crac labio garganta no somos bala sí son diez suficiente machetazo crac la tierra se empapa no recibe más sangre crac pachamama vomita el líquido del pueblo bala se escapan balas corren antes que caigan más aullido cállate puñal ojo no sale por fin te callaste puta balas bala balas ráfaga de viento se acabó desolación silencio pampa vacía pueden volver todos muertos accomarca. (pág.34)

pum pum pum bailo bailo una sola juntas me lleva al rincón no se resiste tu perfume dice tu perfume tu sonrisa tus ojos tus manos dice mi boca mis labios mi lengua un anima descontrolado pum pum (…) (pág.43)

Usando palabras como “machetazo”, “puñal”, “sangre” o “bala” se trata de impactar al lector, como si leyendo dichas palabras a uno le evoquen una sensación de terror o miedo. Sin embargo termina causando el mismo disgusto que cuando uno se topa con un poema fallido. Los mismos errores de construcción se notan también en las distintas figuras literarias que aparecen a lo largo de la trama:

Todo es blanco. Más blanco que hospital (pág. 12)

Es pequeño, compacto y sólido, pero ágil para moverse cuando nos sigue hacia el carro (pág.46)

Mi tiempo exprimido, arena gastada del reloj, un caballo con los ojos cubiertos. (pág.26)

Pero bueno, dichos elementos deslucidos podrían vincularse a la inmadurez literaria de una primera novela, pudiendo estos compensarse con una trama interesante y atrapante. Ello tampoco pasa. En La sangre de la aurora se narran las historias de tres mujeres durante el conflicto armado: una fotógrafa de clase alta, una dirigente senderista que abandona a su familia por defender sus creencias políticas y una campesina víctima de violencia doméstica. El nexo que se busca establecer entre ellas, es el efecto del terrorismo de los años ochenta y cómo este las afectó de distintas maneras. Entre los textos que se han publicado acerca este libro, se destaca la mayoría de veces la “novedad” de explorar el conflicto desde la perspectiva femenina. Yo creo que apelar a este modo de defender el texto es erróneo, pues no importa las intenciones que se busquen, sino el resultado logrado. Y lo que demuestra este libro es que no se explora con profundidad las emociones de los personajes, pues estos piensan y hablan de forma poco creíbles, realizan gestos estereotipados y la violencia que viven es retratada de forma efectista.

La educación es primordial para romper el esquema de desigualdades en que está fundada la organización social, sin ella las posibilidades de cambio ¡¡¡Mamiiiiiii!!! son prácticamente nulas. (pág.13)

No saben que lo femenino es el origen de todo. Lo femenino es fermento, magma, depuración y creación. La aurora que se levantará cuando la revolución esté completa. (pág.82)

Y no sólo fallan los personajes femeninos. Como ya mencioné, los personajes masculinos de la novela son forzosamente crueles, malévolos y despiadados. Como máquinas de matar, sacados de una mala película de acción (pienso en los enlatados que se transmiten en señal abierta), sin algún motivo psicológico o social significativo que sea un factor determinante para su comportamiento. La búsqueda de contrapeso a través de la defensa de lo “femenino” se nota demasiado forzada, y no aporta nada a la novela. Y no hablo acá del interés en retratar el amor lésbico, que pudo haber sido un interesante aporte. Este tema, que pudo ser bien explotado, termina siendo retratado de manera cursi, dando un pobre resultado como el que se ve a continuación.

Las cuerdas tensas de nuestros cuerpos diluyéndose en acordes de arpa. Serpientes ondulantes que derriten las defensas y se enroscan. Tu cuello de mármol cincelado a besos. Escultura amorosa. Los ojos que lamen el río, el mar y las cataratas. Vino rebalsado de las copas. La sed. Amante embriagada. Piel satinada de rocío. Tu voz. Tu cuerpo. Tu nombre. Daniela. Daniela Miller… (,21)

Nuestras piernas se enlazan, te amarran, me atan, nudo líquido. Las cuerdas de tu placer estrechan mi cintura. Tus uñas anidan en mi espalda otra victoria. Por esto, Daniela, por esto era. Sueltas el nudo y abres un espacio entre mis piernas. Tus dedos son sierpes que me guían en su danza. Invasión deseada. (pág.84)"


En síntesis, La sangre de la aurora muestra que las buenas intenciones no bastan para lograr una buena novela.

+ Sobre la autora:

Ha editado las antologías Escribir en Nueva York. Antología de narradores hiapanoamericanos (Lima: Caja Negra, 2014) y Voces para Lilith. Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica (Lima: Estruendomudo, 2011).

La sangre de la aurora fue su primera novela (Lima: Animal de invierno, Julio 2013)












 Fuente de imágenes: Lee por gusto

 (Una versión de este texto aparece en el portal "Punto y coma" )

lunes, 1 de agosto de 2016

Entrevista a Manuel Fernández:“Mi intención fue tener una idea más clara de la sociedad a partir de la lingüística”




El poeta peruano Manuel Fernández presentó su libro Procesos Autónomos en la Feria Internacional del Libro Lima 2016. Punto y Coma pudo entrevistarlo y conocer más sobre su obra y distintas apreciaciones.

¿Cómo interpretas esto como parte de un proyecto narrativo? Porque se enlaza con La marcha del polenen cuanto un camino que comienza con la épica, la construcción de una ciudad entre marchas, protestas, sindicatos, mientras que en Procesos autónomos ya está una ciudad erigida pero de forma caótica. Es un manifiesto sobre el caos. Hay un poema sobre la ciudad de Lima, en el cual todas las clases convergen y luchan entre ellas. Todo lo que te he dicho, ¿es parte de un mismo proyecto o es algo completamente distinto?


No es radicalmente distinto, ahora lo puedo ver como un proyecto. Cuando empecé a escribir si tuve la intención de que se formase una unidad pero desde que apareció Octubre, me quedó la impresión de que podía seguir explicando una realidad, no sé si desde una cámara que se acerca o una que se aleja para obtener un plano más grande de la realidad política o socioeconómica, que son los temas que me han interesado en estos 20 o 15 años en los que estoy abocado a esto. Podría decirse que es un proyecto porque se puede entender este libro como una unidad con los dos anteriores. Lo que yo espero emanar a todos es cierta concepción de la estructura del libro. El lenguaje sí ha ido cambiando un poco desde Octubre hasta ahora.

Percibo que en Procesos Autónomos se trata de ir en contra de cierta parte de la academia, interesada en temas que no tienen implicancia directa con la sociedad. Recuerdo haber leído ciertos versos donde se crítica que la academia investiga sobre temas bonitos pero sin impacto.


Sí, de hecho yo, como mucha gente metida en la literatura, pasé por una facultad de humanidades. Mi intención fue tener una idea más clara de la sociedad a partir de la lingüística, del uso del lenguaje. Cuando uno entra a una universidad peruana encuentra que no hay nada más ajeno a la sociedad que una facultad de humanidades. El libro es una reacción a esa situación, una especie de puya, una muestra de disconformidad de que esa sea la realidad de nuestra academia. Cuando uno va terminando el libro, se encuentra con que sí es necesario tener una academia o gente dedicada a eso. A mí lo que me interesa de la poesía es que sea capaz de explicarle algo al lector sobre alguna cosa que me esté pasando

Veo que la portada está relacionada a lo escrito en el último poema, que es el ataque a la autoridad, representada específicamente en el episodio de La Parada pero que se puede expandir a toda la sociedad peruana; esa sensación de rebeldía ¿Es una rebeldía hacía una autoridad estatal, un poder económico? ¿Es ambos? ¿Es visible o es un ente de mil cabezas conforme ha avanzado el capitalismo estos últimos años?


Todas las sociedades tienen una tensión entre los individuos y la autoridad. Es necesario que haya dicha tensión porque enriquece, porque es parte del mismo ejercicio ciudadano. El problema del Perú es que esas tensiones no tienen canales formales para liberarse y por eso se recurre a la violencia sin sentido, sin revolución. Como ocurrió en La Parada, paradójicamente contra una gestión de un partido de izquierda. En esas circunstancias son en las que estamos viviendo. Eso también está plasmado en el libro.

Ahora que mencionas a la izquierda. Lo que sorprende es la falta de institucionalidad en sus partidos, las dificultades que tienen para ponerse de acuerdo ¿Cuánto de esto representa tu visión política? ¿Crees que esto pueda cambiar a mediano plazo?
No sé si cambie a mediano plazo. No lo puedo predecir, los que predicen este tipo de cosas son los sociólogos y siempre lo hacen mal. Lo único que tengo claro es que en algún momento tuvimos un gobierno de izquierda y una Municipalidad de Lima de izquierda y los resultados fueron desastrosos. A mí, que he sido formado en una familia de izquierda, me genera cierta incomodidad. Siento que ha habido una traición a ciertos ideales, a ciertos objetivos, a la posibilidad de representar realmente a los grupos más relegados de nuestra sociedad. No es una crítica contra la izquierda, sigo creyendo en esos ideales. Es una crítica contra la forma que ciertos partidos han gestionado.


¿Vas a seguir construyendo en base a esta narrativa mencionada: Octubre, La marcha del polen, Procesos autónomos o quieres empezar algo nuevo?

Todo el mundo me pregunta eso. No sé si es un mensaje de advertencia sobre una monotonía. En lo particular, esas cosas todavía no las tengo muy claras. No he pensado todavía en lo que viene. Tal vez esté pensando en desmantelar esta forma de escribir para componer una nueva.

¿Qué poemarios te han sorprendido? ¿Cuáles recomendarías?


Hay un par de textos de Mateo Díaz Choza que son buenos: Avenida Palomo, que incluso es anterior al Libro de la enfermedad, que me dio una sorpresa muy grata. MP3, de Roberto Valdivia y en general la poesía de la gente Sub 25, le tengo mucha fe a la poesía joven.


Entrevista a cargo de Sebastián Uribe

Transcripción de Paul Montjoy F



(Entrevista publicada originalmente en el portal web Punto y Coma)

domingo, 31 de julio de 2016

Entrevista a Alejandra Costamagna:“Me gusta trabajar con los intersticios, lo que corre bajo la superficie”


La destacada escritora chilena Alejandra Costamagna presentó el jueves 28 de julio su libro de relatos Imposible salir de la tierra (editado por Estruendomudo). Este libro está llamando la atención no solo por la originalidad de sus personajes e historias, sino también por el humor negro que confluye en cada cuento del mismo.


¿Cómo nace esta antología? ¿Qué sentiste al ver los relatos de nuevo? ¿Quisiste  cambiarlos en algo? 

Bueno, sí. La antología es un compilado de la idea de hacer una especie de revisión desde el 2005 hasta el 2015 o 2016 de estos cuentos que van haciendo una especie de mapeo sobre mi escritura, pero también sobre mi concepción sobre el cuento, como esos registros se van juntando, conviviendo y van poniendo en tensión las formas rígidas de concebir el género del cuento. Al volver a mirarlos a diferencia de los demás, he experimentado con otros ejercicios de republicación del texto. En este caso no cambié nada, me interesó que pudiera ser en ese sentido como una vuelta a la vida, tal como fueron concebidos. La tentación a veces estuvo, pero también en la selección a mí me parecían más significativos de una cierta mirada o de cierto registro, tono, temple; ya en esa selección estaba dejando a fuera los que sentía que si los incluyera tendría que hacerles muchos cambios, porque era como crear un nuevo objeto, un nuevo artefacto a partir de estas figuras dispersas.

¿Te generaron las mismas sensaciones que la primera vez que los publicaste?

Lo que pasa es que no son todos publicados, hay varios inéditos o cuentos con biografías diversas. Algunos circularon en una revista, algunos que no fueron publicados, otros que fueron escritos ahora, y otros que tuvieron vida en libros, compilados de distintos autores. Hay dos de mi libro Animales domésticos, uno de los más recientes. Entonces, habría que pensar en cada caso como fue ese proceso. Ahora ya lo siento parte de este otro universo, ya no son cuentos autónomos, ahora son parte de la tierra.

En estas historias se nota la inminencia de la muerte moral. ¿Cómo haces para no caer en el espejismo de esta temática y manejarla con tanta precisión?
Ojalá que logre eso. No hay una receta que dice cómo se hace, es más bien tener siempre la conciencia de sugerir más que explicitar. Tal vez cuando algo resulta más efectivo es cuando se silencia. A mí me gusta trabajar como con los intersticios, lo que corre bajo la superficie, y dejar al lector que construya el horror o la emoción o lo que sea. Suelo dar pistas por donde suele conducirse. Pero no sé cómo, no sé cuál es la receta para hacerlo, creo que no existe.

El primer cuento es muy logrado, abordando una obsesión enfermiza llevada al extremo. ¿Con qué fuentes trabajas o como te inspiras para lograr eso?

Creo que en parte hay un trabajo con mis propias obsesiones que son exacerbadas y son llevadas al delirio o al extremo. Es como una molestia que tengo o algo que me perturba y ponerlo en una situación extrema. En ese sentido, trabajo de algo propio pero volviéndolo un alíen, y volverse monstruoso uno mismo como narrador de esa experiencia. Tratar de llegar a ese límite sabiendo que hay una construcción que parte de lo propio, pero teniendo la tranquilidad de que por medio está la ficción. Es sacarle provecho a los delirios que nos habitan y que siempre están ahí dando vueltas.

Tu narración, a pesar de la oscuridad y sus tramas, nos logra hacer reír por el humor negro. ¿Es algo que buscas de alguna manera para liberar dicha carga?
Te puedo responder como lectora diciéndote que sí me atraen mucho los textos que combinan el horror con el humor. Cómo abordan temas que son tremendos, dramáticos, desde un lugar que les da una especie de eje que nos permite acercarnos a ellos. La literatura trágica a secas, es muy difícil, entonces, creo que en el fondo, el humor es lo que nos permite tomar esa distancia y entrar a esos temas sin quedar destruidos.

En este momento, Alejandro Zambra es quizá una de las voces más refrescantes de la literatura latinoamericana . ¿Sientes que tus narraciones, de alguna manera, se hermanan a las suyas?
Bueno, somos amigos con Alejandro Zambra, compartimos lectura, conversaciones sobre literatura, la vida, los gatos, parejas y sobre un montón de cosas. Eso en parte va haciendo que uno comparta formas de escritura, inevitablemente, porque nos vamos hermanando en otros espacios. Entonces sí, probablemente hay algo que nos toca generacionalmente, pero también hay algo en eso de compartir un tipo de sensibilidad. No puedo decir que nuestra escritura está en el registro emparentada, pero sí hay una sensibilidad en tipos de lectura o de experiencia que las miramos de un lugar parecido.

Japón aparece mucho en sus relatos. ¿Cuál es la razón?

Bueno, hay algo que me atrae mucho de Japón: estética, cineastas, ilustradores. Pero en este caso, es más bien una figura metafórica que marca una especie de contraste en cuanto a nuestras experiencias muy subjetivas y probablemente un poco manipuladas desde la visión occidental del oriental. Ese contraste de cómo funciona la idiosincrasia en los casos en los que aparece Japón en un cuento que parece un crónica roja, a la manera latinoamericana, pero que funciona con códigos de cierta templanza, con escenarios zen. Entonces me gusta esa cosa como de poder poner contraste esas dos situaciones: la templanza y el alarido extremo. En el libro que hay permanente fuegos de cruces con esas tensiones y emociones. Emociones que por una parte nos llevan a la muerte y por otra nos dejan muy agarrados a la tierra. Por ejemplo, la mujer que se quiere suicidar pero no lo logra porque se iba al aeropuerto.

No sé si será tu primera vez en la FIL, pero ¿cómo notas el movimiento en esta feria?

No había venido a esta feria, pero sí a la de Miraflores, la Ricardo Palma. Me parece que la otra es una casa y esta es un edificio. Me entusiasma mucho que haya este movimiento en torno a las editoriales independientes, lo que pasa acá en Estruendomudo, además o Los Libros de Laurel de Chile y otras representaciones de otros sellos. Me parece una feria muy viva, la gente participa, va a las lecturas. No sé, me parece una frescura. No sé si ha sido así antes, pero al menos hoy creo que es muy auspiciosa.


¿Qué es lo último que has leído que recomendarías?

Bueno, lo último que justamente está acá es el libro “Terapia de Grupo” de Dany Salvatierra. Me sorprendió muchísimo la frescura de esos cuentos, lo desopilante, la desacralización de ciertos códigos. Un libro muy recomendable.

Entrevista a cargo de Mauricio Chereque y Sebastián Uribe.

Transcripción: Eduardo Bronstein


(Entrevista publicada en el portal web Punto y Coma)

domingo, 24 de julio de 2016

“Un mundo huérfano” de Giuseppe Caputo

Literatura Random House. 220 páginas

Oscilando entre el horror y la algarabía, siempre bajo la amenaza de una muerte que no reconoce justicia alguna, la ópera prima de Caputo es una notable novela sobre la conmovedora relación entre un padre y un hijo en las olvidadas calles de un barrio al borde del mar, desde la mirada de este último, en lo que puede considerarse un extenso mensaje de amor filial. Dos seres que se oponen a un sistema que puede ser cruel y asfixiante, sobre todo porque no tiene una estructura identificable: un monstruo de mil cabezas.

Quiero subrayar primero ese elemento persistente en toda la novela, que es la búsqueda por sobrevivir. Sobrevivir económicamente. Es la falta de dinero el  factor desencadenante de las penurias por las que tienen que pasar ambos protagonistas:

 Así vivíamos, mi padre y yo (…), no del todo tranquilos por nuestro ciclo de escasez: cada vez que empezaba a vaciarse la despensa (huevos era lo que más comíamos); cada vez que los billetes sed volvían monedas y las monedas, menos monedas: cada vez que empeñábamos un mueble, ropa, utensilios domésticos, mi padre dejaba de dormir, y se quedaba así, varias noches, hasta que ideaba un plan para recuperar nuestras cosas, convertir las monedas en billetes y llenar la despensa. (Pág. 23)

Es así, que el padre, en ese afán de sobrevivir y arrancar a su hijo de las garras de la muerte, emprende negocios que entre lo ridículo y lo tierno, le permiten hallar la fuerza necesaria para no perderse. Caputo lograr retratar dicha lucha con originalidad y sin caer en el maniqueísmo, lo cual ya es de por sí destacable, sobre todo por el otro tema de la novela que es la homosexualidad y su represión.

No es casualidad que la mayor parte de las acciones en la novela ocurran de noche. Es durante dichas horas cuando la oscuridad permite tanto la desinhibición total como la exacerbación de los miedos. Uno de los mayores logros de Caputo es el haber podido narrar la búsqueda de compañía y afecto en nuestros tiempos. La necesidad de conectarse con alguien, para lo cual la tecnología de nuestros días brinda recursos que facilitan el encuentro, pero no garantizan necesariamente la perdurabilidad ni la construcción de una relación sólida. La adicción al placer que otorga el sexo casual, lo cual no necesariamente implica abandonar la sensación de soledad. En Un mundo huérfano hay fiestas y orgías, encuentros fugaces tanto físicos como virtuales (a través de una web llamada La Ruleta, que podría  considerarse  una mezcla de  Snapchat  y Tinder). Eventos que son la respuesta además a una intolerancia que se manifiesta de manera contundente en una macabra escena de matanza, cuya violencia se puede sintetizar en el devastador mensaje que dejan los asesinos sin rostro al final de su acto: “Sigan bailando mariposas”. El horror representado como la desaparición de una mariposa: la anulación de la belleza y la alegría.

Esta es una novela que trasciende la categoría de “novela queer”. Conjugando ese nexo entre la belleza y la muerte presente en Salón de belleza de Bellatin y el eclecticismo de Sudor  de Fuguet (de aparición reciente cierto, pero un libro que puedo hermanar con esta novela), Caputo brinda una buena carta de presentación que, como dice Castellanos Moya en la contratapa, conmueve.


+Sobre el autor:



Giuseppe Caputo nació en Barranquilla en 1982. Estudió Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Iowa, donde además se especializó en estudios queer y de género.







(Una versión de este texto aparece en el portal web Punto y Coma)

viernes, 15 de julio de 2016

“Corea: apuntes desde la cuerda floja” de Andrés Felipe Solano


Ediciones UDP. 2015. 208 páginas / Chile

Editorial Planeta 2016. 208 páginas / Colombia


“En lo tocante a la literatura, jamás busqué una respuesta. Si la literatura sueña con arrojar como fruto algún tipo de sabiduría o algo similar, tal vez sea porque ya está muerta.”
Andrés Felipe Solano

Corea: apuntes desde la cuerda floja más allá de ser un volumen de crónicas de un colombiano viviendo  en el lejano país asiático, es un libro que podría clasificarse dentro del rubro del diario, debido a todas las posibilidades narrativas que uno puede permitirse dentro de él. Un conjunto de textos breves escritos a lo largo de todo un año y dividido en cuatro estaciones (Invierno, Primavera, Verano, Otoño),  donde es posible hallar desde historias íntimas sobre los altibajos de su matrimonio con Soojeong-o Cecilia en el lado occidental- hasta esbozos sobre la cotidianidad y desmitificaciones políticas de la extraña y lejana (para nosotros) Corea del Sur. Solano no discrimina temas, y es que si bien su vida siempre está en primer plano, al escribir sobre ella los lectores podemos mirar al tigre asiático a través de la prosa del colombiano.

Empecemos por el plano más personal. Como indica la nota preliminar, Solano conoció a la que sería su esposa durante una residencia literaria en Seúl el 2008. Lo que no parecía ser más que un affaire, se convirtió en una relación más seria tras el contacto que sostuvieron tras el retorno del colombiano a su patria y el viaje de ella al país sudamericano (con hepatitis incluida). Se casaron primero en Colombia y luego en Busan en el 2009 y 2010 respectivamente. El 2012 desembarcaron en la ciudad portuaria coreana mencionada, donde estuvieron seis meses en la casa de los padres de ella hasta que  se mudaron a un departamento en el barrio de Itaewon. Durante el invierno del 2013, Solano empezó este libro en donde dedica buena parte del mismo a describir su matrimonio: los silencios, las discusiones (“Salieron calaveras y culebras de nuestras bocas y un cállate, cállate, y casi un lárgate de una puta vez.”), los momentos de tensión y también los de sosiego. Podemos hallar textos donde nos enteramos de la trascendencia del idioma como una barrera al interior de una relación, sobre aquello que no se verbaliza y las dudas que flotan detrás de ello. Las hipótesis y los miedos:

“También he pensado en la posibilidad de aprender coreano lo suficientemente bien como para entender lo que ella habla con la gente, y he evaluado la inquietante posibilidad de que esa nueva Cecilia esté llena de un humor soso, de comentarios inanes, de respuestas aburridas. El silencio siempre será nuestro aliado, nuestro tesoro a defender.”

También apuntes sobre las indagaciones sobre la posibilidad de romper con los límites inherentes a la monogamia matrimonial y cómo hay preguntas cuyas respuestas deben quedar en el terreno de la eterna duda.

“Quedó claro que hablaba de una noche, no de una relación extramarital prolongada. En todo caso, su pragmatismo me desarmó e hizo que me preguntara si a ella le ha pasado por la cabeza acostarse con otro hombre. Supongo que sí, y por supuesto yo tampoco quisiera saberlo en caso de que sucediera.”

O aquellos donde se muestra cómo la economía doméstica es el generador de tensiones, preocupaciones y desmotivaciones:

“Hace cinco años que no recibo una paga mensual. En algún momento tuve una pensión y un seguro de salud. Esto se está convirtiendo en un banco de iglesia, donde se empieza por las quejas y se termina en lágrimas y babas. El invierno no ayuda a mitigar la sensación de orfandad.”

Y ya que menciono a la economía a nivel micro, Corea: apuntes desde la cuerda floja funciona como una estupenda radiografía sobre las implicancias del consumismo en la sociedad coreana, en la que Solano deja traslucir a través de sus observaciones sobre la vida cotidiana cuestiones que analizadas a profundidad, fungen de síntomas del fenómeno mencionado, pues como afirma el colombiano “Siempre habrá más y más para comprar. Nunca será suficiente”. La histeria colectiva por el extremo cuidado personal (sin distinción entre hombres y mujeres) es una muestra de ello. Y sí, este virus ya está presente en todo el mundo, pero en Corea se acentúa además por los avances tecnológicos que de cierta forma (no la causa principal) deshumanizan a gran parte de la población coreana, con ansias de acumular bienes de lujo, estar “ultrainformados”, a la “vanguardia” de los dictámenes de la moda del momento. El triunfo del neoliberalismo más extremo y el todopoderoso gobierno de la publicidad:

“Ya no hay agentes explotadores externos, a lo Marx. Somos nosotros mismos quienes nos explotamos hasta quedar rendidos. Nosotros con nuestro apetito desbordado, con las ganas de tenerlo todo –zapatos y libros de fotografía y mechones de pelo-, de estar enterados de todo, de querer viajar a todos lados, de hablar sobre todo, de escribir sobre todo, de querer tocarlo todo, fornicarlo todo, cuerpos, pedazos de cuerpo, mentes, almas, muertos, máquinas, fantasmas.”

“Quise saber si los coreano siempre habían estado obsesionados con su aspecto físico. Me dijo que sí, que incluso era una cosa que antecedía a al capitalismo, a la producción en masa, a la publicidad, pero que obviamente no en las proporciones de hoy. Después de Japón, Corea es el país donde se vende más maquillaje para hombres en el mundo.”

Llegando al punto incluso de ver el suicidio como una vía de escape que (suena terrorífico) parece estar normalizándose, debido a gran parte a la carrera competitiva de las familias surcoreanas en lo referente al ámbito del estudio. El aprendizaje como un medio para lograr el anhelado triunfo impuesto por el modelo hegemónico, que no es sino el de tener la capacidad de adquirir bienes de manera desmesurada:

“Corea tiene la tasa de suicidios más alta entre los países industrializados. Viejos que se ahorcan en la noche o toman veneno para aligerarle las cargas a sus hijos, que están obligados a mantenerlos; adolescentes que se rehúsan a llenar el molde que sus padres han construido para ellos.”

Un modelo de sociedad que cuenta además con un hipócrita discurso moral sobre el pudor sexual y ciertas libertades personales como el referido al consumo de alucinógenos:

“Si  bien puede aparecer la imagen de la Venus de Boticelli en televisión con los senos pixelados, las calles están llenas de tarjetas que ofrecen los más variados servicios sexuales, desde sitios donde se paga por media hora de besos hasta noraebangs de lujo, donde los hombres van a cantar y a beber con jóvenes modelos sentadas en sus rodillas antes de pasar a la cama.”

“Me pregunto qué va a pasar cuando Estados Unidos la legalice y se vuelva un negocio legítimo.(…) Hace poco encarcelaron a un viejo que cultivaba yerba en un parque público en un suburbio de Seúl. La fumaba en una banca delante de todo el mundo. Nadie lo denunció, simplemente porque el 99% de los surcoreanos no distinguen el olor de la marihuana.”

Pero una colectividad, que al fin y al cabo, aún con todo el desarrollo que la ha beneficiado, mantiene secuelas de su pasado subdesarrollado:

“La comida aparece con frecuencia en las novelas coreanas de posguerra. Muchas escenas se desenvuelven alrededor de los platos. Una nación obsesionada con la comida es la consecuencia de un país que padeció la hambruna. La suegra de una de mis alumnas del taller de traducción la regaña con frecuencia por no tener la nevera llena. Mi suegra, aparte de una nevera de dos puertas repletas, tiene un par de refrigeradoras especiales para conservar kimchi y verduras. Siempre están a tope.”

“Desde que me acuerdo, en marzo siempre empieza la guerra.”, se menciona en el libro, y es una frase que sirve como punto de partida al entendimiento de los aspectos políticos en este país, más allá de lo que podemos consumir de las grandes cadenas de información a nivel mundial que nos brindan un falso panorama sobre lo que acontece en la nación asiática. La pregunta es ¿Cómo afecta a los pobladores, de verdad, las tensiones entre las dos Coreas? Veamos el siguiente fragmento:

“Es sábado y el gobierno de Corea del Norte anunció que va a convertir a Seúl en un mar de fuego. Por ahora ese no es un problema, la verdadera tragedia es que esta mañana amanecimos sin café. (…) El lugar estaba repleto de parejas o grupos de amigos que parloteaban frente a un café  americano, un expreso o un capuchino. Compartían fotos en sus celulares o en sus tabletas. Nadie parecía preocupado por las noticias. La música que sonaba no fue interrumpida en ningún momento por una alerta de último momento. Compré dos libras de café y salí a recorrer las calles cercanas a la Universidad de Hongkik. No había sirenas ni movimientos de tropas. No había manifestantes con carteles, ni cantantes desgarrando himnos pacifistas. Todo el mundo estaba inmerso en sus compras, en sus helados, en sus citas amorosas.”

No hay la exagerada ola alarmista que leemos nosotros los fines de semana en la sección internacional de los diarios latinoamericanos. Y el motivo parece sencillo pero tiene una poderosa lógica detrás: A nadie le conviene. O mejor aún: A La Economía (en mayúsculas) global y a los principales poderes no le conviene.

 “¿Qué va a pasar? En teoría, a nadie le conviene una guerra en el tercer punto comercial más importante del mundo. Si estallara una guerra así, se desinflaría la economía mundial y el planeta se iría por el inodoro. Un ejemplo diminuto que leí en el periódico; algunos programas universitarios en Estados Unidos se financian en gran parte gracias a los estudiantes asiáticos Si estallara la guerra, no habría más coreanos, chinos, taiwaneses o japoneses dejando miles de dólares en los campus gringos. “

 “Esta vez anuncié por el micrófono que  Kim Jong-Un había mandado  a matar a su tío y a otros altos mandos. Luego me enteré de que un periodicucho de Hong Kong dijo tener información confiable sobre el destino final del familiar del dictador. Habría sido carne para los perros. Esa fue la noticia que corrió como pólvora, un chisme sin fundamentos que alimentó una vez más las torcidas fantasías occidentales sobre la república comunista. Aquel tipo de rumores solo exacerba los peores deseos e impide ver el verdadero drama de Corea del Norte, su terrible soledad. Aún me pregunto cómo fue capaz de Adam Johnson de escribir The Orphan´s Song  y ganar con aquel libro el Premio Pulitzer la primavera de 2013. El estadounidense armó una novela de cuatrocientas páginas con la información que recolectó en entrevistas a desertores y en un viaje de tan sólo cinco días a Corea del Norte. Tomó uno de esos tours para extranjeros a Pyongyang y caso resuelto. No me extrañaría que su novela terminara con un hombre devorado por un animal.”

Solano destruye los mitos que nos hemos construido alrededor del “exitoso” modelo de desarrollo coreano, devela la tragedia detrás de los logros mostrados en varios aspectos, expone los males que los coreanos intentan esconder debajo de la alfombra y cómo todo lo anterior impacta en la vida de sus ciudadanos. En la vida de quien escribe este muy buen libro, donde a pesar de algunas metáforas que sobran (“Salí maravillado, con una sensación de gratitud que protegí como a una canasta de huevos durante el camino de regreso a casa.”) es una interesante propuesta. Recomendable por muchos motivos.


+ Sobre el autor:

Andrés Felipe Solano es novelista y periodista. Autor de la novelas Sálvame, Joe Louis (Alfaguara, 2007) y Los hermanos Cuervo (Alfaguara, 2012). Sus artículos han aparecido en diversas publicaciones como SoHo, Arcadia, Gatopardo (México), La Tercera (Chile), Babelia-El País (España), Granta (España, Reino Unido), The New York Times Magazine y Words Without Borders (Estados Unidos).

En 2008 fue finalista del Premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, institución presidida por Gabriel García Márquez, por su crónica Seis meses con el salario mínimo, que fue incluida en Lo mejor del periodismo en América Latina(FNPI-FCE, 2009) y en Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012). En 2016, gana el premio Biblioteca de Narrativa Colombiana por su obra Corea: apuntes desde la cuerda floja (Ediciones Universidad Diego Portales, 2015).


(Una versión de este texto aparece en la web de El Buen Librero )