"These days there’s so much paper to fill, or digital paper to fill, that whoever writes the first few things gets cut and pasted. Whoever gets their opinion in first has all that power". Thom Yorke

"Leer es cubrirse la cara, pensé. Leer es cubrirse la cara. Y escribir es mostrarla." Alejandro Zambra

"Ser joven no significa sólo tener pocos años, sino sentir más de la cuenta, sentir tanto que crees que vas a explotar."Alberto Fuguet

"Para impresionar a las chicas de los 70 tuve que leer a Freud, Althusser, Gramsci, Neruda y Carpentier antes de llegar a los 18. Para seducir a las chicas de los 70 me hice especialista en Borges, Tolstoi, Nietzsche y Mircea Elíade sin haber cumplido los 21. Menos mal que ninguna me hizo caso porque entonces hoy sería un ignorante". Fernando Iwasaki


martes, 4 de octubre de 2011

Y a mí…. ¿Por qué me tendría que importar el problema de Libia?



Desde hace meses, luego del problema de Egipto, el mundo volteó su mirada un poco más allá, a un país también perteneciente al Magreb (países del norte de África): Libia, bajo el poder de un dictador maquiavélico como lo es Muammar al-Gaddafi, enquistado en el poder desde hace 42 años en una de las dictaduras más longevas en la actualidad.

Como sabemos, el mundo árabe está en un proceso de cambios drásticos, (la llamada PRIMAVERA ARABE) en su forma de percibir a sus gobernantes, desde los hechos acontecidos en Túnez en que un manifestante, cansado de los abusos del Gobierno, decidió inmolarse públicamente, lo que generó una reacción en cadena en todo su país que concluyo con la destitución del presidente. Este efecto “dominó” se extendió a otros países árabes como Yemen, Bahréin, Jordania, pero sobretodo Egipto, donde el mundo siguió con atención los acontecimientos en esta milenaria nación por dos semanas que terminaron con la victoria de la causa del pueblo egipcio.

A diferencia de estos países, en Libia ocurrió lo mismo pero con una agravante: La brutal represión por parte del gobierno. Si bien hubo heridos y muertos en los otros países, el gobierno se vio acorralado por el clamor popular y el ejército se negó a atacar a civiles en muchos de los casos, pero en Libia se estuvo usando la violencia con armas para callar las voces de protesta. El mundo no entiende lo grave que es que los gobernantes ataquen a su propio pueblo que dicen defender por el afán de poder y de controlar a los demás, en lo que podría en una triste y desgraciada guerra civil ¿Es que no entendemos que son nuestros hermanos, por el solo hecho ser humanos y que están siendo víctimas de un abuso injusto y despótico? ¿No sentamos a seguir viendo como se matan unos a otros, como sucedió en Irak y Afganistán?

El revuelo causado inicialmente se fue apaciguando lentamente hasta ser tan monótona esta situación que lo más resaltante ha sido descubrir un secreto a voces que era el lujo y la pompa en la que vivía el tirano de Gadafi mientras sus compatriotas siguen ensimismados en su ambiente tercermndista. Ahora empieza el proceso de reconstrucción y la pregunta es: ¿Quien será capaz de enfrentarse a los fundamentalistas que quieran tomar el poder?¿ O recien reaccionaran cuando las fichas del negocio del crudo sean movidas en contra de los intereses de Occidente?
Recordemos que Libia posee el 2 % de las reservas mundiales de petróleo) es decir, no era tampoco una simple "isla bananera", nosotros debemos ver esto, como un ejemplo que nunca debemos seguir. A lo largo de nuestra historia hemos sido víctimas de tiranos que solo han traído desgracias a nuestros países latinoamericanos, por lo que debemos fortalecer nuestras democracias, para que no revivan los fantasmas de  Pinochet, Videla o el propio Fujimori. Tengamos precaución con el gobierno de Chávez por ejemplo, ya que no es coincidencia que esta haya condecorado con los más altos honores a este sátrapa libio de la peor calaña cuyo dinero es su moneda de cambio para ganar adeptos internacionales.Esto es una leccion que debemos aprender porque hasta en el peor momento, el deseo y las ansias por preservar nuestra libertad tendrà un lugar importante en el deseo de la sociedad.

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